sábado, 16 de marzo de 2024

Vida 2.0

Lo que el encierro nos dejó...

Las pandemias son un fenómeno que existe desde tiempos inmemoriales. Mucha gente no lo sabe, pero desde hace décadas vivimos bajo pandemias como la tuberculosis y el sida. Entre las más mortales estuvieron la peste negra, que posiblemente se llevó unas 200 millones de almas; la extinta viruela con 55 millones de víctimas; la gripe española y la plaga de Justiniano con otras 50 millones cada una; y el sida que, a la fecha, ha desaparecido más de 51 millones de infectados y contando.

Quienes vivimos ahora, pero nacidos antes del 2019, podemos contar que vivimos una experiencia mundial única, y que, matizada con la globalización de la información, nos hizo sufrir angustiantes años de encierro, temor y paranoia colectiva. La pandemia del COVID-19 o Coronavirus, partió nuestras vidas en dos.

Y no solo partió nuestras vidas en un antes y un después: están quienes se contagiaron y quienes no, quienes confirmaron el contagio y quienes nunca supimos si la tuvimos, quienes tuvieron todos los síntomas y quienes nunca sentimos ni un resfriado durante el encierro forzado, quienes estuvieron tan graves que se fueron y quienes se salvaron y hoy nos cuentan la historia. En menor medida, nos cambió tanto la vida, que la sociedad cambió con ella, y unos nos adaptamos, otros no.

No alcanzó en mortalidad, hasta ahora, a ninguna de las peores pandemias, pero a pesar de lo impactante de las consecuencias del Coronavirus en nuestras vidas, hubo quienes no aprendieron nada. Entre ellos, algunas empresas. El modelo de trabajo contabilizando la hora/silla sigue siendo la métrica de algunos empleadores, que piensan que solo siendo presencial se rinde en las labores. Los empleados no operativos que se vieron forzados a volver obedecieron a regañadientes, perdieron tiempo en el transporte, se sentaron en su silla, encendieron sus computadores y se conectaron a una videollamada para una reunión, donde varios de los asistentes atendían desde sus camas. ¿Para qué la presencialidad haciendo lo mismo que hacen desde la casa?

Afortunadamente, las empresas donde trabajo yo y mi esposa Karen son de las que adoptaron bien el modelo. Trabajamos desde casa y soy feliz, laboralmente hablando, desde que me llegó la orden de teletrabajo a finales de enero de 2020. Karen adoptó el home-office un poco después, tras cambiar de empleador. Aunque algunos no lograron adaptarse a ver a sus parejas todos los días, con Karen eso funcionó de maravilla. Desde hace mucho tiempo atrás, veniamos con mi Karen pensando en aprovechar esa ventaja y trabajar en otra ciudad, en otro lugar, que nos permita conocer de noche y los fines de semana y trabajar en la mañana y tarde.

Pensando que Puerto Montt sería nuestro primer experimento, decidimos revisar nuestros alojamientos en Airbnb, exigiendo que fueran económicos y que todos tuvieran WiFi, como es lógico, pero no tuvimos en cuenta muchas otras cosas. Para que no les pase lo mismo, tres consejos para el teletrabajador viajero:

Si el plan no es un retiro total, una casa de descanso o un aislamiento de la sociedad, tome su hotel o su hospedaje en un sitio muy central.

Ya lo sé. Eso indica que el alojamiento no será económico. Normalmente, los alojamientos más baratos son los más alejados de la zona céntrica o de la más turística, lo que indica que no va a poder aprovechar el poco tiempo nocturno. En mi caso, en la primera semana en Puerto Montt tomé un departamento por Airbnb que, aunque muy bonito y cómodo por dentro, estaba al lado de una desierta autopista y con un outlet a 30 minutos caminando que empezaba a cerrar sus pocos negocios hacia las 8 p.m. A los dos días de teletrabajo, el outlet ya no ofrecía nada nuevo. Para la segunda semana, tomé un alojamiento en una zona ya muy residencial, pero alejada, lo cual dificultó también aprovechar el poco tiempo. 

Debo aclarar también que esto no es regla ni tampoco implicó que sufriera días miserables. No. Todo va a depender de qué se quiere. Yo iba con mis padres y, por obvias razones, ellos pasaron momentos de aburrimiento en horas laborales –salvo que mi padre algunas veces tuvo que trabajar— pero por las noches aprovechabamos para simplemente conversar un buen rato.

El segundo consejo:

Si le queda posible, pida, aunque sea, uno o dos días de vacaciones. Si no es posible, use los días feriados para el teletrabajo de turismo.

Tampoco es regla, pero les cuento lo que pasó: algunos toures no estaban disponibles en sábado o domingo. Salían entre semana. Yo había pedido en mi trabajo el jueves y viernes de la primera semana y, para no dejar a mis padres encerrados, tuvimos que hacer un tour el día jueves sin Karen, y obvio, nos hizo mucha falta. No fue lo mismo sin ella.

El último consejo:

Vea con la debida antelación si hay sitios de co-work, o cafeterías/restaurantes con WiFi, tipo Starbucks, donde pueda ir a trabajar en una plaza.

Sobre todo si va a pequeñas ciudades o pueblos/municipios, cuyos atractivos suelen ser una plaza central o una plaza de armas, lo normal es que sus principales negocios estén alrededor de estas. Ir un buen día a trabajar por allí, disfrutar de un buen desayuno o un café mientras se trabaja es una muy buena idea, pero no todos los sitios son aptos para esto y se puede llevar un mal rato tratando de tener buena cobertura celular para entrar a esta video-reunión donde usted era indispensable.

Para concluir, diferente a lo que pensaba sobre teletrabajar y conocer, hay que pensárselo bien y hacerlo bien. Desde mi punto de vista no es solamente buscar un alojamiento con Internet, es planear como puede trabajar sin desperdiciar tiempo para conocer. Recuerde que no es económico pagar una semana de Airbnb solo para hacer lo mismo que hace en la casa.

En las próximas entradas, sigo con mi relato teletrabajando desde Puerto Montt.



martes, 12 de marzo de 2024

¿Quien soñaba con conocer Chile?

Bueno, debo aceptar que, hasta hace unos 8 años, Chile era –para mí— el país de Los Prisioneros (la banda de rock, quiero decir) ... ¡y ya! Sin embargo, hace ese tiempo que empecé a conocer este interesante país. Si alguien me pregunta por turismo en Suramérica, sin duda diré: Chile.

La geografía de Chile

No hace falta ser un especialista en el tema: Chile es el país más largo del mundo. Es su perspectiva real, poniéndolo desde la punta norte de Colombia, Chile llegaría casi hasta terminar Paraguay. Aún mejor: poniéndolo desde la punta más septentrional de Noruega, el territorio chileno alcanza a tocar a Libia, en África. Esta peculiar característica del país lo hace dueño de una biodiversidad impresionante y de variopintos paisajes en toda su longitud.

Mientras el hermoso norte de Chile suele ser desértico, el sur es verde, florido, vibrante. Eso sí, tanto por sus glaciares como por el Océano Pacífico, las aguas de sus lagos, ríos y mares son siempre frías, con excepción de las regiones del norte más próximas al Perú. 

Cinco regiones comprenden el sur de Chile. Hoy me ocuparé de la zona sur, con la región de Los Ríos, y de la zona austral, con la región de Aysén.

Camino a Puerto Montt

De un viaje anterior, hecho con Daniel y Viviana, un par de amigos a los cuales quiero como mis hermanos, conocí Frutillar. La idea iniciar era llegar, en bus, hasta Puerto Montt e ir devolviéndome hacia Santiago, pero el plan falló porque el bus perdió demasiado tiempo en el viaje; Puerto Varas y Puerto Montt quedarían para otro viaje. Para esta nueva aventura, decidimos con Karen que tomaríamos a Puerto Montt como centro de operaciones. Las razones las daré más adelante, lo cual no quiere decir que sean las razones correctas.

La vida ha cambiado mucho después de la pandemia, y de esto da fe todo aquel que siga vivo. El turismo mundial, que se vio afectado fuertemente por los encierros forzados, tuvo un cambio importante también: el teletrabajo. Términos como ‘nómadas digitales’ o ‘gentrificación’ empezaron a aumentar el léxico de las empresas que se adaptaron a los fenómenos masivos que resultaron del COVID-19. Tanto mi esposa Karen, como yo, contamos con la suerte de estar en esas empresas que aprendieron algo de la pandemia y, afortunadamente, tenemos una modalidad totalmente Home Office, pudiendo así trabajar desde cualquier parte del mundo. Este era nuestro primer experimento, así que decidimos irnos dos semanas a Puerto Montt, a algún alojamiento cómodo que tuviera, sin excepción, un buen Internet. Mis padres, a sabiendas que serían 14 días de no mucho turismo, sin poner problema, decidieron acompañarnos.

Una mezcla interesante de aerolíneas tuvo presencia en el alocado plan de teletrabajo de Karen: Desde Santiago hasta Puerto Montt, y vuelta, con Sky; desde Puerto Montt hasta Coyhaique, con JetSmart, el regreso de Coyhaique a Puerto Montt en LATAM. Yo, que soy más conservador, y con cara de asombro ante la compilación de ideas de mi amada esposa, decidí tomar dos días de vacaciones en el medio del plan para poder salir con mis padres a conocer, y para poder tomar el vuelo de ida a Coyhaique sin presiones. Karen, que tiene un alma aventurera, decidió hacerlo todo sin pedir un solo día.

Salimos de Santiago un sábado, muy temprano, y muy temprano también llegamos a Puerto Montt. Tan solo mirando al horizonte se cuestiona uno si, en lugar de llamarse la Región de Los Ríos, debería llamarse la Región de Los Volcanes. Un hermoso cielo despejado dejó ver los volcanes Osorno y Calbuco, adornados por el lago Llanquihue, en un paisaje que no tiene precio.

Teniendo sábado y domingo disponibles, y sabiendo que mis padres iban a tener una semana con menos acción que una película de Marvel, decidí alquilar un auto en un stand del aeropuerto, con West. Un Suzuki Swift a $45 USD diarios fue suficiente. Lo sé, el precio está alto, pero no había nada más. 

El Airbnb que tomamos estaba en el sector de La Paloma. Lorena fue la anfitriona de un departamento bastante cómodo y ameno. Aquí dejo el enlace. Ni bien haber dejado las maletas, tomamos camino hacia Frutillar inmediatamente. Los paisajes son espectaculares y la ciudad ofrece un ambiente único. Frutillar hace parte de aquellas ciudades chilenas que desde 1845 fueron ocupadas por migrantes alemanes por la Ley de Inmigración Selectiva del presidente de la época, Manuel Bulnes. Sus construcciones y cultura gastronómica se identifican plenamente con el país teutón. El apfelkuchen y el apfelstrudel (kuchen y strudel de manzana, respectivamente) hacen parte de los postres que se podrán degustar en cada esquina. Por coincidencias de la vida, almorcé en el Club Alemán de Frutillar, donde ya había comido en mi primer visita a la ciudad, sin siquiera planearlo: mi mala memoria me impide hacerlo.

La espectacular vista del volcán Osorno desde el lago Petrohué, en Frutillar

Frutillar Bajo desde el Museo Colonial Alemán

Mostré a mis padres los alrededores del Frutillar Bajo que evocan a esas hermosas casas alpinas tradicionales que se ven en fotos antiguas y luego visitamos el Museo Colonial Alemán donde disfrutamos también de hermosas vistas de los volcanes y el lago. Llegadas las seis y treinta de la tarde, tomamos camino a Puerto Varas.

En esta hermosa ciudad, un poco más cosmopolita que Frutillar, se complicó un poco la movida. Pensamos que era una ciudad despierta, llena de sitios abiertos hasta tarde y con miles de opciones gastronómicas, pero nos sorprendimos al ver que casi todo estaba por cerrar, sin contar que varios de los sitios de famosas marcas de ropa, ya ni abiertos estaban. Estacioné al lado de un restaurante que ignoré completamente porque no quería hamburguesas, pero tras una infructuosa búsqueda de un buen sitio para comer que estuviera abierto, tuve que volver al restaurante. Tras mi cena de comida rápida, tomamos rumbo a Puerto Montt de nuevo, a descansar, porque el día siguiente iba a ser largo.

Los Saltos del Petrohué

Este resultó ser el primer viaje que he hecho en mi vida sin planear nada más que los vuelos y las estadías. Pisé tierras del sur chileno sin saber muy bien que hacer y, para ser sincero, el ajetreo de mi vida de los últimos meses no me permitió investigar qué quería conocer con mis padres. Mea culpa. El primer día improvisé con lo que ya conocía y lo que me faltó conocer sabiendo que estaba cerca, pero de regreso al departamento de Puerto Montt, me pregunté mentalmente: ¿y mañana qué hacemos?

Mi amadísima Karen consultó Internet y en cuestión de minutos me sugirió los Saltos del Petrohué. Llegados al departamento, abrí YouTube rápidamente, busqué videos de gente que las hubiera visitado, y grité ante la concurrencia: "mañana nos vamos a los Saltos del Petrohué".

El hermoso volcán Osorno lleva inactivo casi 190 años y el mismísimo Charles Darwin fue testigo de ello. Sin embargo, este estratovolcán tiene una actividad que parece datar de más de 200 mil años y sus erupciones han moldeado el paisaje chileno. Los saltos del Petrohué son una mezcla de vegetación de la selva valdiviana, piedras que resultan de la lava basáltica osornina –ya solidificada— y que dan forma a las cascadas, y un agua azul que debe su hermoso color a los minerales que bajan con el preciado líquido desde los glaciares. Tras un viaje de apenas una hora y unos minutos más, llegamos en nuestro auto de alquiler al hermoso parque nacional Vicente Pérez Rosales. Tras cruzar la puerta de la entrada, y justo a mano izquierda, sin que el afán nos hablara al oído, desayunamos un buen café con unas muy deliciosas empanadas muy rellenas de queso. Totalmente recomendable tanto el sitio, por la amabilidad de sus dueñas, como por la calidad de sus productos. 

Ahora mismo, me parece recordar que pagamos $7.000 CLP por Karen y por mi, mientras mis padres fueron liberados del pago. El valor que se paga está muy bien invertido: las instalaciones eran hermosas, un sitio bien señalizado y, sobre todo, muy bien cuidado. Tras entrar, tomamos la ruta de los saltos y comenzó el festival de las fotos. Los paisajes eran invaluables. La mejor cámara fotográfica no le hace honor a los que los ojos ven.



Mis papás se divirtieron como niños. Yo estaba feliz en compañía de Karen y de ellos. Los paisajes eran de ensueño. Los lentes de nuestros teléfonos móviles tuvieron más trabajo que nunca. Me dolió profundamente no haber llevado mi buena amiga, la cámara fotográfica Canon 60D, por aquellas miserables costumbres de las aerolíneas de ahora definir que cualquier paquete fuera de la mochila típica es otro equipaje adicional. Una caminata de 20 minutos, de acuerdo con la señalización del parque, se convirtió en casi una hora de disfrutar vistas inolvidables. Al regreso a la salida, tomamos la ruta de Los Enamorados: un sendero de selva valdiviana y gigantes rocas de basalto que el inexorable paso del tiempo ha sembrado en la tierra y que dejan de lado las cristalinas aguas del rio Petrohué. Mi madre, quien estaba a punto de cumplir años, solo agradecía la experiencia y nos repetía "caminando es que me gustan los cumpleaños".

Una curiosa y deliciosa cerveza de murta

Antes de salir del parque, visitamos los locales de la entrada, que eran vecinos del sitio donde desayunamos. La curiosidad nos ganó y terminamos llevando mermeladas y cerveza de murta, las cuales recomiendo mucho. Luego de la increible experiencia, nos dirigimos a Puerto Varas, para darle una segunda oportunidad: un almuerzo que se convirtió en cena y un feliz regreso a casa cerraron con broche de oro el primero de los tres fines de semana que pasariamos en el sur de Chile. Era hora de descansar lo suficiente para comenzar la semana laboral devolviendo el auto, empezando a usar el transporte público en Puerto Montt y conectándose a las primeras reuniones del día, pero, por ahora, dejémoslo por aquí.






lunes, 26 de febrero de 2024

Ha pasado el tiempo...

Mi última entrada en Blogger fue publicada el 15 de diciembre de 2014. Han pasado un poco más de 9 años y descuidé esta cuenta de experiencias de viaje. No logré mi objetivo luego de mi viaje a Europa.

Hace unos días hablaba con mis padres sobre mis experiencias con el frío y Kiruna salió a colación. No recordaba con claridad todo lo que había experimentado en ese febrero de 2013, pero las imágenes estaban frescas en mi cabeza. Les hablaba a mis padres con la dificultad que impone mi muy pobre memoria. Miraba arriba, con cara de olvido, tratando de recordar alguna historia interesante. De pronto, a mi mente volvió mi blog. Lo busqué en mi correo de Gmail, encontré la entrada de Blogger, y se las leí, sin perder ni una coma, literal. Me encantó mi relato: recordar lo que viví con tanto detalle también animó a Karen –ahora mi hermosa esposa, pero en ese entonces, mi hermosa novia— a desempolvar su baúl de los recuerdos y complementar las historias que yo leía. 

Terminé mi lectura en altavoz y me dije: ¿qué me pasó? ¿cómo pude no seguir haciendo esto? Pasaron 9 años donde no solo en Europa conocí París y Barcelona también –cuyas entradas estaban en borrador—, sino que luego conocí Estados Unidos, Chile, Perú, ocurrió una pandemia, y hasta me cambié de país de residencia. Mil historias que pude haber plasmado aquí, y no lo hice.

Recién vuelvo de otro viaje con toda la intención de retomar mi blog. Seguramente pondré algunos recuerdos de viajes de hace unos años y revisite algunas fotografías, pero de mi viaje más reciente, sí que empezaré ahora mismo a hablar.

¡Que empiece... de nuevo... viajando mientras pueda!

lunes, 15 de diciembre de 2014

Un día... solo un día en Estocolmo

En realidad... día y medio. Desde que planeé este viaje, sabía que debíamos ir a Estocolmo, por algo una ciudad es capital de un país. No es un destino turístico que pase por la cabeza de muchos y eso lo hace interesante. Sin embargo, lei sobre la ciudad y qué se podía hacer en ella... pocas actividades me interesaron pero ya sabrán porqué... sin embargo eso no era excusa para perderme esta ciudad.

La amiga de mi novia le comentó que era una ciudad lindísima y que nos recomendaba por lo menos pasar y conocerla. Eso despertó la curiosidad de Karen.

¿Qué hay de Estocolmo?

Estocolmo es calificada como la Venecia del norte. Una ciudad de altísimo nivel cultural y social, de belleza muy europea y de total orden ubicada en la parte sur de Suecia. Desde prácticamente cualquier ciudad europea hay vuelos hacia Estocolmo. Desde Colombia se debe viajar hasta Madrid, Paris o Frankfurt para obtener un vuelo a precios relativamente razonables.

Ubicación de Estocolmo

Ya en Estocolmo...

El 7 de marzo llegabamos a Estocolmo desde Kiruna en un viaje por tren de 16 horas. La primera impresión fue espectacular: ¡estabamos a 0ºC! Era la mejor temperatura que había sentido al aire libre por varios días. Quedaban aún algunas marcas de nieve en el piso pero ya podiamos ver colores en el horizonte. Tomamos un bus que nos dejó en la ciudad vieja o Gamla Stan, donde había reservado un hotel que parecía bonito y estaba dentro de los más económicos: el Collector's Victory Hotel. La noche vale casi 500,000 COP (250 USD aproximadamente) pero, como les cité anteriormente, estaba entre los más económicos de la zona.

Cuando llegamos al hotel, comprendí porqué la noche valía eso... era un apartamento lujoso. Todo pensé menos que en una ciudad tan costosa iba a alojarme en una habitación con jacuzzi, sala y decoración ambientada al estilo de la antigua naval sueca. La atención fue espectacular aunque sin dejar de lado el ya famoso trato "seco", un poco parco, de los suecos.

El recorrido fue a pie. Bastante calmado. Dentro de lo que considero interesante conocer recomiendo la Casa de la Nobleza (o casa de los caballeros) que se identifica por la estatua de Gustavo I de Suecia, la Casa del Parlamento, pasear por Riksgatan o pasear por las orillas de las calles disfrutando de la vista de los lagos que separan la ciudad.

La entrada a Riksgatan
La noche en que llegamos a Estocolmo decidimos ir a disfrutar de la vida nocturna de la ciudad, pero no consideramos que era una noche de invierno. !Lástima! Todo esta cerrado a las 7 p.m. y a duras penas había un sitio abierto donde se tomaba cerveza. Realmente no nos llamó la atención y terminamos tomando chocolate en una cafetería. Lo bueno era la bebida de chocolate blanco. !Deliciosa!

Considero imperdible el Palacio Real (Kungliga slottet) y si usted es un aficionado (o profesional) de la fotografía, el Katarinahissen será un sitio para pasar un buen rato. Se trata del elevador Katarina el cual ofrece unas espectaculares vistas panorámicas del Gamla Stan y la bahía. El servicio del ascensor tiene un costo, pero personalmente preferimos subir las escaleras y caminar hasta la cima de la construcción.

Vista de la ciudad desde Katarinahissen

Mi novia Karen en la entrada del puente que conduce al ascensor
En el museo de historia de Estocolmo (o Stockholms stadsmuseum) se puede observar una completísima galeria que describe la ciudad desde sus inicios, la forma de vida desde tiempos inmemorables, su evolución en cuanto a educación, cultura, construcción, transporte, etc., vikingos y más vikingos. Algo que me llamó bastante la atención, fue la galeria de fotografía post-mortem: esto no llama la atención de muchos, pero me impresionó como se concebía sin morbo, sino como una costumbre que daba vida a la muerte, un aire sentimentalista y romantico del fin de la existencia.

Fotografía post-mortem en el museo de historia de Estocolmo
No fue un recorrido muy largo pero fue muy educativo. Es claro que Estocolmo tiene mucho más que ofrecer: museos, mercados, parque de diversiones, grupo ABBA (en exceso), pero en invierno suele ser una ciudad muy estática, que se duerme temprano, de pocos sitios abiertos luego de 7 p.m.; y para contar solo con un día y medio, creo que hicimos bastante con Karen. Es una ciudad que mantiene una hermosa arquitectura europea de manera uniforme.

Seguramente, si vuelvo, me quedaré más días. Allí, complementaré este blog.





viernes, 9 de agosto de 2013

Viajando mientras se pueda...

Nunca había escrito un blog. Mientras lo escribo estoy preguntándome para que sirven varios botones e íconos y, ya he hecho clic unas 3 veces en "Vista previa" y otras 4 en "Guardar".
Estoy entrando en este mundo por unos motivos muy específicos:
  1. Viajar es mi pasión y quisiera dejar plasmado lo que he vivido en algún sitio adicional a donde dejo las fotos (la fotografía es otra de mis pasiones) donde pueda recordar que hice, que viví y que me faltó por hacer.
  2. Antes de viajar trato de investigar hacia donde voy y muchas veces he tenido que irme sin respuestas aunque, en la gran mayoría, las he obtenido en otros blogs.
  3. Las páginas dedicadas a toures y planes de viajes te muestran lo más ideal y básico pero omiten mostrarte lo que se ve si no vas con ellos... es bueno contar con un sitio que te cuente la realidad de otros estilos de vida
No soy millonario. Como mucha gente, trabajo y hago lo posible por llevar mi vida a un mejor punto tanto económico como cultural, asi que hago mi mejor esfuerzo por viajar, conocer y aprender; eso talvez puede darme un punto de vista más real de lo que vivo. !Espero que esto sea de utilidad para quien me lea! y un consejo: Viajen mientras puedan.

Les recomiendo:

Viajando a... ¿Kiruna, Suecia?
Un día... solo un día en Estocolmo

Muy pronto:

La odisea de París


Viajando mientras se pueda: Viajando a... ¿Kiruna, Suecia?

Pues si. Por esas cosas de la vida resulté viajando a Kiruna. Un lugar que muy pocos han oido, y que debo confesar, yo no había oido de él hasta que surgió la idea del viaje. ¿El motivo? El matrimonio de la mejor amiga de mi novia Karen; ella vive en Estocolmo hace varios años y el actual esposo (sueco) decidió que era un lugar bastante atípico y emocionante para un matrimonio. ¿El lugar? El famoso hotel de hielo: lugar del que hablaré más adelante. La moraleja: Nunca vuelvo a decir que tengo frio en Bogotá.

¿Y qué es Kiruna?

Kiruna es el segundo municipio más grande del mundo y está ubicado en Suecia a 145 km. del circulo polar ártico. Es famosa por ser el municipio más septentrional de Suecia (que queda más al norte) y porque es un sitio ideal para observar, nada más y nada menos que, la aurora boreal; lo curioso es que muy pocas personas han oido de este municipio (insisto, me incluyo). Para darles una idea:

Kiruna en el mapamundi

¿Cómo llegar a Kiruna?

A Kiruna se llega por avión o por tren. Por avión, hay vuelos desde Estocolmo (Arlanda) en aerolíneas low-cost, desde Barcelona, Paris, Frankfurt, Munich entre otras hay vuelos directos a Kiruna.

Por tren se llega desde Estocolmo en la estación Stockholm Cityterminalen hasta Kiruna en un recorrido de aproximadamente 17 horas.

Mi itinerario, desde el 28 de febrero de 2013, fue Bogotá-Barcelona, Barcelona-Estocolmo por avión y posteriormente Estocolmo-Kiruna en tren nocturno llegando 3 de marzo. Esto por 2 razones principalmente: fue la mejor opción economica y nunca había viajado en tren. Así pude descansar y dormir bien en el tren ahorrandome una noche de hotel... seguramente para muchos no será opción ya que los vuelos hasta Kiruna desde Estocolmo son de solo 2 horas. Se debe tener cuidado en escoger los vuelos ya que las aerolíneas low-cost generalmente hacen escala de un día para otro.Yo utilice Expedia para comprar los tiquetes aéreos incluso los de la aerolínea local y para los trenes utilicé SJ (una de las empresas ferroviarias de Suecia)

Preparándose para Kiruna

Ver a Kiruna en el mapa solo te hace pensar en algo: !el frio va a ser terrible! y... efectivamente. Afortunadamente la amiga de mi novia ya lleva un buen tiempo viviendo en Estocolmo y nos dió varios tips para el frio.

Lo primero que se debe hacer es pensar en llevar ropa térmica: la ropa base, un saco o suéter, pantalón (que parece una licra... la versión para hombres es muy femenina pero ni modos :(), guantes con relleno de felpa o algo peludo dentro (importantísimos), gorro o pasamontañas, bufanda, chaqueta térmica grande en lo posible y, por encima de todo, zapatos térmicos. ¿Porqué los zapatos son tan importantes? Porque el frio en los pies es más fuerte que en el resto del cuerpo y al llegar a doler, la incomodidad te deja practicamente anulad@. Eso si... protegerse bien los pies con medias largas ya que las botas pueden lastimar. Recomiendo la tecnología Omniheat de Columbia, pero valga la pena decir que no es cuña publicitaria ni tengo nada que ver con la marca.

Esta ropa, como muchos estarán pensando, es muy costosa en centros comerciales y comercio local. Y aunque no quiero afectar la economía de mi país, desgraciadamente tuve que pedirlos por Internet desde EEUU para que me saliera por menos de la mitad de lo que la hubiera conseguido aquí. Toda la ropa que conseguí fue de marca Columbia (espero no tener problemas por nombrar marcas) y debo decir que los resultados fueron excelentes.

Se recomienda que la ropa no sea muy ajustada ya que el espacio que queda entre piel y prendas evita que el frio se quede en el cuerpo. Curioso pero cierto... es mejor llevar ropa amplia, ancha y cómoda.

Luego al estar en Kiruna notamos que son importantes unos guantes sin dedos encima de los guantes que ya llebavamos (muy comunes en la población sueca) y unas orejeras.

Si van a viajar en tren, recomendamos llevar comida (pan tajado, atún, jugos, etc.) ya que la alimentación es muy costosa.

!Por fin en Kiruna!

Al fondo la estación de tren de Kiruna... adelante el monumento a la minería

Sin duda, salir el 28 de febrero y llegar el 3 de marzo a medio día puede resultar tedioso pero valió la pena. No conocía la nieve y aunque la estuve viendo por la ventana del tren durante 17 horas, la experiencia de por fin verla de cerca y tocarla fue única. El medio día del 3 de marzo fue un día soleado pero bastante gris. La temperatura era de -12ºC y nunca había sentido que el frio fuera tan fuerte... era un frio seco, sin brisa, pero que en poco tiempo te empezaba a dormir algunas partes de la cara y los dedos de las manos. Siempre pensé mucho en Karen... aunque ella vive en Bogotá hace un tiempo, es nacida en Cartagena, una ciudad costera y soleada que contrasta mucho con lo que debió sentir.

Karen y el tren de SJ que llevaba hasta Kiruna
Nos resguardamos un momento en la estación de tren y notamos que el hotel Vinterpalatset donde ya había reservado por Booking por sus buenos comentarios quedaba a pocos metros de allí mismo. Esto fue una suerte en cierta parte porque no tuvimos que gastar en transporte pero halar el pesado equipaje en esos pocos metros con ese frio intenso resultó ser un esfuerzo complicado para el cansancio que ya habiamos acumulado por el viaje.

El frio empezaba a hacer su trabajo: las manos se entumecían, la cara se empezaba a dormir y, por algún motivo, la respiración se hacía un poco más difícil... sin embargo la emoción era más fuerte. Luego de cambiarnos de ropa, el hambre también empezaba a ser más fuerte. Sin embargo, los suecos (quienes hablan tanto sueco como inglés fluidamente) son bastante estrictos en sus horarios de alimentación. El almuerzo suele ser desde las 12:00 m hasta las 2 p.m. y en algunos sitios hasta las 3 p.m... fuera de este horario, !que la fuerza te acompañe! aunque se logra conseguir algunos sitios de comidas rápidas. Recomiendo el köttbullar (se pronuncia chotbular): plato típico sueco de albóndigas... esto sobre todo para evitar comer comida chatarra todo el tiempo.

Como recomendación: el agua sueca embotellada es muy costosa pero para suerte del turista, el agua de grifo es limpia, deliciosa y gratuita. No duden ni por un momento en llevar una botella y mantenerla llena del agua de su hotel para sus caminatas.

Entrada al hotel Scandic

Como en todo viaje, la idea es conocer y conocer, caminar y conocer, caminar, caminar y conocer... pero el frio lo hacía un poco dificil. Luego de haber almorzado, decidimos caminar un poco y conocer algo de Kiruna; lo inevitable por conocer: el horizonte. Siendo mi primera vez en un sitio como este, ver el horizonte tan blanco y a la vez imponente fue deslumbrante. Tomé cuanta foto se me ocurrió, miraba y miraba y no alcanzaba a comprender lo hermoso que se veía aún siendo blanco y con un sol borroso que a duras penas se alzaba a un cuarto de cielo.

Kiruna desde el Hotel. Al fondo parte de la mina principal.
Este mismo día arreglé el tema de Northern Ligths Tour o "tour de las luces del norte". En una especie de agencia en la plazoleta central pregunté por el paseo nocturno para ir a ver la aurora boreal. Generalmente ofrecen 2 planes principales (o los más atractivos) que son el paseo en trineos halados por perros Husky o en snowmobile (una especie de jetsky para nieve). Tuve que optar por el segundo plan porque el primero era el más solicitado y ya no tenían cupos. Si pasan por supermercados pueden comprar caviar: es económico y dura un buen tiempo. Finalmente, quedó para el día siguiente... asi que pensabamos descansar pero lo mejor venía justamente hoy.

Hacia las 9:30 p.m. recibimos una llamada a la habitación del hotel. !Era la amiga de mi novia exclamando que debiamos salir inmediatamente y ver la aurora boreal! Sali tan rápido como pude y presencié el, hasta ahora, espectaculo más maravilloso que he podido ver. El cielo tenía pinceladas verdes neón grandes que se movian ondulantes... no podía darle crédito a lo que veía. !No había hecho aún el tour de las luces del norte y ya la había visto! Era un buen presagio y además, la aurora boreal fue comentario del vecindario al día siguiente.

La siguiente mañana era más fría que la anterior pero tenía todo el ánimo inyectado por la aurora boreal, asi que luego de un exquisito desayuno (comer salmón crudo y caviar en el desayuno es muy común ya que allí es muy económico) en el hotel salimos a seguir conociendo. Nos tomamos fotos en la famosa iglesia de madera de Kiruna al estilo Art-Noveau, visitamos los alrededores, almorzamos lasagna y... bueno... por algo los días en invierno no son tan largos. !A prepararse para el tour de las luces del norte!

La iglesa, Karen y yo

Northern Lights Tour

A eso de las 8 p.m. llegamos a la misma agencia donde conseguí el plan. A pesar que creiamos ir preparados para el frio, nos hicieron cambiar de botas, de ropa y de accesorios para el frio... esa si era ropa para las inclemencias del invierno. Luego subimos a una van y tras recoger otros integrantes del plan en otros hoteles (incluyendo el Hotel de Hielo) tomamos una carretera de la que no se veía a mas de 5 metros adelante. Hacia las 9 p.m. llegamos a una casa donde tenían los snowmobile. Nos explicaron su funcionamiento, como manejarla, como prendiamos la calefacción del manubrio y, lo más importante, si algo le pasaba al snowmobile, nos iban a descontar algo asi como 1,800,000 pesos colombianos por los daños.

Comenzamos el recorrido encabezado por los guías y entre cada carrito se dejaba una distancia de casi 20 metros. El camino era hacia la nada... un desierto de nieve y un cielo totalmente despejado e iluminado solo por las estrellas (que no eran muchas). Por momentos se marcaba el camino entre árboles pero de repente los árboles desaparecian y no se veía nada a ambos lados. !Era impresionante! Duramos, calculo yo, una hora manejando el snowmobile a una velocidad que no excedía los 30 kms... durante este tiempo no vimos la aurora boreal y el frio se volvía insoportable. La nieve que estaba en el aire formaba una especie de cortina en los ojos al quedarse en las pestañas... durante una de las breves paradas, la guía se nos acercó y nos dijo "estamos a -25ºC"... ahi comprendí porque sacar una mano del guante era tan doloroso.

Llegamos a una vieja chocita donde entramos para tomar algo de calor. Los guías prendieron una hoguera, prepararon café y comida típica laponesa: una especie de sudado de papas con crema de leche que aunque no estaba tan bueno, lo caliente lo hacía delicioso. Luego de unos 30 minutos, tomamos el camino de vuelta. Casi llegando nuevamente al sitio de partida nos hicieron parar, apagar las luces de las motos y mirar al cielo... nuevamente la aurora boreal aparecía pero esta vez, muy timida. Una estela blanca casi imperceptible estuvo casi por 2 minutos y luego desapareció. En ese momento, los guías perdieron la esperanza de verla claramente por esa noche asi que... de vuelta al hotel.

IceHotel

El día siguiente era el matrimonio: la excusa que nos llevó a Kiruna. Hacia las 12 p.m., en el día más frio de todos y muy elegantes pero abrigados hasta la coronilla, tomamos un bus que nos dejaría en la puerta del famoso Hotel de Hielo. Este hotel, ubicado en Jukkasjärvi a 17kms de Kiruna, está abierto entre diciembre y abril de cada año y su atractivo es el museo en el que se convierte. Una cantidad de habitaciones de hielo cada una ambientada con algún tema, ya sea deportivo, espacial, cultural, etc. y un bar, el Absolut Ice Bar, hacen de este hotel un atractivo turisitico. Adicional a esto, tienen una iglesia de hielo el cual prestan para eventos como el de hoy. Antes de la ceremonia, pasé al bar del hotel (no el de hielo) y probé el mejor chocolate que he probado en mi vida, un sabor especial y tan caliente como puede resistirse.

Hotel de hielo

Carta del bar de hielo
Luego del matrimonio hubo cena de reno con trufas... !muy delicioso! Luego hubo baile donde gocé de popularidad por ser el único que sabía bailar salsa (jejejeje)

El regreso a Estocolmo... ¿que me faltó por hacer?

Yo, de regreso...

El 6 de marzo tomaba el tren de regreso a Estocolmo. Aunque el frio fue muy duro conmigo, no dudaría en volver a Kiruna. Entre otros planes está la visita a la mina, toures diurnos para ver la vida salvaje de Kiruna, patinar en el rio Torne congelado y esquiar. Para el bolsillo latinoamericano, este viaje es un poco costoso pero valió la pena... quisiera repetirlo, pero eso si y sin ninguna duda... en la misma compañía en la que fui a este viaje.